Imagina un material que puede resistir los ácidos más corrosivos que existen. ¿Has pensado en un metal? ¿Una aleación de titanio o un acero? Respuesta incorrecta. De hecho, los plásticos se encuentran entre los materiales más resistentes al ataque químico producido por líquidos, gases o simplemente por condiciones ambientales adversas.
De las bases a los ácidos fuertes, de los disolventes a los hidrocarburos, de la acción corrosiva de los residuos industriales a la de los desinfectantes utilizados en los sectores sanitario o alimentario: para cada situación existe un polímero capaz de garantizar un rendimiento óptimo en la contención de la degradación promovida por la exposición a la sustancia agresiva.
Por supuesto, la resistencia de los polímeros depende de múltiples factores, entre ellos la temperatura, la concentración, la frecuencia y la duración del contacto, y de si existen o no situaciones que posibiliten o amplifiquen los efectos del ataque. Tampoco hay que pasar por alto la naturaleza de la agresividad, ya que muchas sustancias aparentemente inofensivas, como el agua o algunos líquidos alimentarios, pueden causar graves daños incluso en poco tiempo.
¿En qué contexto es necesario proteger nuestros proyectos de la acción nociva de los productos químicos? No solo en sectores claramente exigentes como la industria química, alimentaria o farmacéutica, sino también en aquellas aplicaciones que están expuestas a agua caliente, vapor o refrigerantes a diario. ¿Te gustaría saber cómo elegir el polímero perfecto para entornos de trabajo muy exigentes? En nuestro nuevo folleto dedicado a la resistencia química de los polímeros encontrarás no solo indicaciones prácticas, sino también una serie de explicaciones sencillas relacionadas con los principales mecanismos de ataque.